viernes, 20 de junio de 2014

ROCKET 88


Corría el verano de 2007 cuando un grupo de amantes de la música e iconografía de los dorados años 50, al margen de cualquier moda pasajera (pues en su mayoría son lo que crearan el Yakety Yak 50´s RnR Club Cartagena allá por los 90) deciden que ha llegado el momento de ofrecer a la Ciudad Portuaria la oportunidad de disfrutar del encanto de aquella carismática época a través de la música en directo y las fiestas temáticas, siempre con el Rockabilly y los años 50 como tema central, pero abiertos a todo lo relacionado con tan maravillosa era (surf, swing, blues…).

Lo que empieza siendo el simple propósito de traer a grupos de los alrededores cada dos o tres meses se les va de las manos, afortunadamente y gracias al apoyo de locales y público fiel a sus eventos allí donde se realicen, y en sus siete años de existencia han pasado por el escenario de sus principales salas colaboradoras (el extinto Tris Tras y Coyote Rock Bar) las más prestigiosas bandas de Rockabilly y Rock and Roll nacional con gran renombre dentro y fuera de nuestras fronteras (Los Vibrants, Charlie Hightone & The Rock-It´s, Cat Club, Nu Niles, Help Me Devil, Brioles, Los Twangs, Dead Bronco…) así como las mejores banda de Cartagena y alrededores en dichos estilos (Suntones, The Rodders, Sweet Lorraine Combo, Los Rotundos  y la banda cartagenera que actualmente está arrasando en medio mundo: Pike Cavalero & The Gentle Bandoleros).  Es destacable además el esfuerzo de los chicos de Rocket 88 para que en Cartagena se haya podido disfrutar por el módico precio de 0,00 € de bandas internacionales como Al & The Black Cats (USA), The Dixie Boys (Portugal), CC Jerome´s Jetsetters (Holanda), Phil Rizza (Francia) y en dos ocasiones Truly Lover Trio (USA)

Sus Dj´s Jukebox Johnny, Pharaon del Twist y Dj Cat-yu, amén de amenizar todos los post/pre conciertos con los más trepidantes vinilos, han sido protagonistas de las mejores fiestas 50´s de la Ciudad Portuaria organizadas por Rocket 88, a destacar las celebradas tras las respectivas actuaciones en el Festival de Jazz de Cartagena de Imelda May y Wanda Jackson, y son frecuentemente requeridos en destacados eventos (Rockers & Mods, Mazarrón), locales (Tremolo, Rockola, Ruta 66) y festivales como el Desert Wind en Almería o el Ubangi  Stomp de Benidorm.

Siete años de Rock and Roll que deseamos se prolonguen mientras Cartagena quiera Rock and Roll, y parece que quiere… ¡y mucho!

A título personal, añadir que el despegue del cohete coincidió con uno de los momentos más sombríos de mi vida y su onda expansiva aniquiló las nubes grises dando paso a una época que si alguna vez ha de finalizar, no habrá tornado que logre arrancar de mis recuerdos.

Porque donde giren los vinilos estará mi puta casa.

Porque rodeado de amigos estoy con mi puta familia.

Porque ni quiero ni necesito nada más.

Keep on Rockin´!!

martes, 3 de junio de 2014

QUE NO FALTE SWING


Es curioso. Envié el manuscrito a la editorial que ha decidido apostar por mí hará ocho meses, más o menos. Durante este tiempo no sólo han surgido nuevos relatos que podrían haber entrado en ‘Sin anestesia’ pero he decidido dejar para más adelante, además de comenzar una novela, sino que por el camino y casi siempre obligado por lecturas previas a los concursos literarios a los que me presenté, no he dejado de corregir una y otra vez dichos relatos. Y ahora, el editor me los devuelve para su última corrección. Claro, me ha devuelto el mismo original que yo mandara en su día, luego no es poco lo que han cambiado esos relatos por todas las relecturas de los últimos meses. Por esto pensaba que la corrección iba a ser agotadora y lenta (para ambas partes, pues todo lo que yo decida cambiar tiene que reescribirlo el editor) dando a aquellas historias la forma que tienen ahora en varias carpetas de mi disco duro. Pero, hablando de forma y pensándolo fríamente, si cada vez que releo un relato le descubro otra escritura posible, ¿no será que el problema no lo tenga el relato, sino el lector, o sea, yo mismo? Recuerdo, entonces, a un personaje de la maravillosa obra ‘La peste’, de Albert Camus, cuyo nombre no recuerdo (podría mover el culo a la estantería del salón y buscarlo, pero ahora mismo el nombre es lo de menos) y que en su empeño por escribir la gran novela de su época dedica semanas a una sola frase, buscando la única palabra que pueda encajar en el sentido que quiere dar al texto. Y me asusta volverme así. Qué cojones, con perdón. La primera vez que leí ‘Luna de octubre’ o ‘El río del silencio’ me gustaron, y a terceros que los leyeron también. Así que creo que voy a relajarme, porque escribo para disfrutar, y no voy a pasar noches en vela buscando donde colocar ese punto y coma que convierta las palabras en la frase perfecta, esto es, en la frase que no existe. Es literatura, no matemáticas. Dedicaré la recta final a asegurarme de que no hay faltas de ortografía ni expresiones que chirríen demasiado, y lo voy a hacer, además, alentado por dos de los grandes, cuyos actos y palabras hago míos: Jorge Luis Borges y Montero Glez. Decía el primero: ‘publico mis libros para dejar de una vez de corregirlos’. Y el segundo, a cuento del primero: ‘Que conste que a mí Borges no me gusta: demasiado perfecto. Le falta error, le falta swing’.